El gran prospecto mexicano, José María Albertos, vivió un 2018 fatal en su carrera, año que estuvo lleno de miedos, desconfianza y un cambio drástico en su mecánica de lanzar.
Ubicado en el lugar 23 dentro de la lista de los 30 mejores de los Cachorros de Chicago, con una recta que alcanza hasta las 96 millas por hora, “Chema” Albertos es dueño del mejor cambio de velocidad de todo el sistema de sucursales de su organización, pese a ello, el 2018 fue un verdadero calvario para él.
«Fue un año muy difícil en la parte mental, ése fue mi gran problema. Me sentí raro, me quisieron cambiar la mecánica, tuve miedo, sufrí desconfianza», revela Albertos en entrevista telefónica para Beisbolpuro desde Mesa, Arizona, donde se encuentra en el spring training de ligas menores de los Cachorros de Chicago.
Y es que el 2018 de Albertos se puede resumir muy fácil: 0-9 y un estratosférico 14.84 de carreras limpias admitidas, resultado de permitir 50 anotaciones limpias en apenas 30.1 innings lanzados entre Clase A baja y Clase A.
Pero a diferencia de lo que se pueda pensar, la altísima efectividad de Albertos se dio por su descontrol. Ése que vino justo por el cambio de mecánica, y el cual le causó miedo y desconfianza, factores que destaca en su pésimo 2018 el pelotero nacido en Reynosa, Tamaulipas. Regaló 65 bases por bolas, un promedio encima de dos por inning lanzado.
«Dejé de ser ese pelotero que jugaba por divertirse. Me metí muchas cosas en la cabeza que me afectaron muchísimo en mi carrera. Incluso hubo una salida que no lancé un solo strike. Pero quiero volver a regresar a ser el José Albertos de antes, que jugaba por divertirse», explica el lanzador derecho de 20 años de edad.
«Chema» fue comprado por los Cachorros a los Toros de Tijuana en 1.5 millones de dólares en julio de 2015, la tercera cifra más alta que se ha pagado por un prospecto mexicano, sólo detrás de los 3 millones de dólares que los Piratas de Pittsburgh pagaron por Luis «Caballito» Heredia (Rojos del Águila de Veracruz), y los 1.8 mdd con los que los Dodgers de Los Ángeles compraron a Julio Urías (Diablos Rojos del México), y empatado con Roberto Osuna (Diablos Rojos del México), por quien los Azulejos de Toronto desembolsaron también 1.5 millones de billetes verdes.
«Desde niño jugué en la Liga Treviño Kelly de Reynosa, pero fui visto en la Olimpiada Nacional cuando tenía 15 años de edad. Fui reforzando a Coahuila y logramos el campeonato invictos, ya ahí lanzaba hasta 91 millas por hora. Me vio David Sinohui y me firmó para los Toros de Tijuana, y después de ocho meses me firmaron los Cachorros de Chicago por medio del scout Sergio Hernández.
«Yo antes jugaba por jugar, no sabía de firmas, ni nada de esas cosas. El que me hubieran dando tanto dinero por firmar fue algo sorprendente para mí», acepta «Chema».
¿Ya trabajaste algo para mejorar el problema mental que viviste?
«Sí, este invierno trabajé mucho la parte mental, en mi mecánica, combiné mi forma de lanzar con la que ellos querían y creo que estoy mucho mejor. Ahora me ha ayudado mucho el psicólogo de los Cachorros, Rey Fuentes, con quien he trabajado mucho este invierno, y además tengo que destacar el apoyo de mi madre, quien es mi baluarte».
A pesar del 2018, los reportes de los scouts siguen siendo muy halagadores para ti…
«Pues yo trato de no ver reportes, así me mantengo ecuánime. No te miento, sí he leído algunos y pues me motivan, pero lo mejor es no guiarme por ellos, porque prefiero seguir trabajando y hablar en la loma».
¿Tienes planes de lanzar este invierno con los Yaquis de Ciudad Obregón?
«Ellos no se han reportado conmigo, pero claro que me gustaría jugar este año en México. Sería un sueño jugar en México, jugar con gente con mucha más experiencia, conocer de ellos y aprender más, ojalá este año lo pueda lograr».
