MIS HISTORIAS: MI PASADO CONVERTIDO EN RECUERDO

POR RONNIE CAMACHO

Cuando Beto Ávila era el manager de nuestro equipo Pericos de Puebla, yo solía platicar con él mucho de beisbol casi a diario. Me gustaba como me explicaba los puntos finos de este extraordinario deporte.

Una de las cosas que me llamaron mucho la atención fue la contestación que me dio al preguntarle su táctica para remover a su lanzador inicialista en momento apurados para el equipo. Para él, como manager, conservar la victoria si el juego se estaba ganando en esos momentos.

«Mira, en esta Liga Mexicana no te puedes dar el lujo de pensar como lo hacen en las Grandes Ligas, allá tienen preparadores y cerradores de primer nivel, y el manager se basa siempre en la opinión que le dé su coach de pitcheo, quien es el que lleva el control de las intervenciones de cada uno en el bullpen, uno nada más va a la loma a quitarlo».

Y agregó: «aquí, donde estamos en este momento, el que quita al lanzador es uno como manager, no consulto con el coach de lanzadores porque simple y sencillamente no se tienen las estadísticas de rendimiento que deberían de llevarse, es por eso que en ocasiones traer a un relevista del bullpen es un albur, no se sabe si viene fuerte, concentrado en lo que va a hacer. Uno solamente lo trae porque hay que traerlo, y tratar que lo haga bien y ganar el juego. Aquí lo que importan son los triunfos, me dicen que en la Costa (del Pacífico) es peor, porque los directivos quieren resultados, no derrotas, ahí hay que ganar a como dé lugar, no pensar en manejar como lo dicta el código del beisbol.

«Te has dado cuenta que Julio ‘Jiquí’ Moreno es inicialista y lo traigo a cerrar, ¿si me entendiste verdad?», me comentó.

«Claro que sí, hay que morirse con tu mejor carta, si le dan el palo, ni hablar», respondí.

Siguió: «En lo que llevo manejando este equipo, he visto en los diferentes parques de la Liga que existen muchos lanzadores que se ‘dejan’ batear por el mismo bateador hasta tres hits (esto incluye jonrones) en cada confrontación, en cada juego batean el mismo lanzamiento. No hay variación alguna, ahora bien, también hay bateadores muy buenos que son selectivos en sus lanzamientos, esperan por el lanzamiento que les gusta volver a ver, por razones de que la cuenta les favorece en bolas y strikes. Eso demuestra que no existe una reglamentación de las actuaciones de un pitcher, están tirando la bola hacia el jom sin rumbo, se colocan detrás del bateador en la cuenta y es cuando lanzan la bola que espera el bateador y les dan el batazo, que en todas las ocasiones son rectas por el centro. En Monterrey te has de acordar cuando le di la base intencional a (Héctor) Espino con el empate en tercera base y dos outs en el noveno inning, venía a batear Felipe Montemayor en un gran año bateador, y jalé por el zurdo Mariscal a lanzarle. Lo dominó en fly a primera al primer lanzamiento, ganando el juego para ‘Jiquí’ Moreno que también relevaba a Florentino Rivera. Usé tres inicialistas para ganar ese juego. ‘Chabelo’ Jiménez, cronista de los Sultanes, me entrevistó y preguntó después del juego:

«Beto, ¿por qué a Montemayor?», y le respondí: «Es más cómodo sacar a Felipe con un zurdo, que a Espino con un derecho».

«Bien señores ahí está la respuesta del manager poblano”, apuntó Jiménez.

Ahora que están los playoffs en todo su apogeo en la Liga Mexicana del Pacífico, todo lo que decía Beto Ávila se ha confirmado, con la gran diferencia que los lanzadores están viendo a los bateadores que son los mismos que juegan en el verano, y no existe argumento alguno de los managers en turno, para que ellos reciban tantos batazos.

Ya deberían saber cuál lanzamiento batean sin consistencia o con fuerza. He observado a algunos managers que sufren por su bullpen. En cada juego desfilan tres o cuatro, unos por estrategias y otros porque la verdad hay que traerlos.

En ocasiones a los managers se les olvida que el rol regular de juegos ya terminó, los playoffs representan juegos de mucho dinero para todas las plazas, por lo tanto no puedes manejar el bullpen como un juego de temporada regular. Aquí es diferente, hay que ganar y ganar, usando tu capacidad y experiencia, pregúntenme a mí con los Venados, fui afortunado en tener a los dos relevistas mejores de la Liga: Aurelio López y Kent Tekulve y no usaba para nada a mis inicialistas en el relevo.

En una ocasión, por una emergencia inesperada, tuve que recurrir a Víctor García, que desempeñaba trabajos de relevo, para iniciar un importantísimo juego de playoff contra los Yaquis de Obregón, y por poco me cuelgan los fanáticos. Afortunadamente se dieron las cosas y ganamos, fue cuando Manolo Fortés, mi coach de pitcheo, me dijo después del juego. «Brujo, si esto lo hubieras hecho en los años de Jorge Pasquel, te da un tiro».

Por supuesto que aquí debes de tener también un catcher excelente que logre llevar el juego con mucha agilidad mental, y recordar los lanzamientos que se le hicieron a determinado bateador, yo lo tenía en la persona de Arturo Rey, siempre me tenía alertado en los últimos innings y me decía: «tráete al Cañón (Aurelio López) o al Gringo (Tekulve)», y no dejaba que le dieran el palo al inicialista. Pero el que no lo tiene, tiene que irse por sus buenos brazos de inicialistas, un juego ganado en playoff sabe a gloria, ¿qué cómo lo ganaste? Esa es la diferencia de un ganador a un perdedor.

En estos juegos un manager debe de ser agresivo en sus jugadas, audaz y por supuesto ser valiente, sin temor a los directivos, a los managers de tribuna y a los medios, que entienda que él representa la máxima autoridad en el campo de acción, el nombre y el prestigio de la ciudad donde está la sede del equipo, lo que haga bien o mal, será juzgado para bien o para mal.

Principalmente en lugares de la Costa, dice un viejo adagio beisbolero. «Los juegos los ganan los jugadores, y los pierde el manager». Yo pienso que en algunos juegos lo pierden los jugadores, digamos en fallas físicas del infield o del outfield, fallas del bullpen, aquí es cierto que las decisiones uno como manager las toma, pero también es cierto que yo no cometo errores físicos en el campo, ni fildeo fly balls en el outfield, ni lanzo para el home, simplemente porque, NO juego.

Esa es pues una definición exacta de las derrotas y triunfos. De esta liga se han dicho infinidad de comentarios, en su mayoría «chuscos» como aquella de Tony Castaño: «La liga del veliz cerrado, ni el cepillo de dientes saco». Don Larsen cuando nos juzgó a todos los jugadores mexicanos que estábamos en la vieja Liga de la Costa del Pacífico.

Esta liga es una Triple A de Estados Unidos. En estos momentos existe mucho talento entre los jugadores de aquí, de México, nada más que son flojos, no tienen ambición. Don Rogelio Rodríguez Torres, del mero Empalme, siendo Presidente de la Liga Costera dijo en Guaymas en una Inauguración: “Este será el inicio de un camino escabroso, difícil para todos, las condiciones de los campos deportivos no llenan el requisito de una liga donde pretendemos ser los mejores de México, tenemos fe que en el futuro se logren los objetivos de éste ambicioso proyecto”.

Y sí se logró, aunque se tuvieron que pasar por muchísimos problemas, pero se llegó y se llegó muy bien. A como estaban las cosas en aquellos años, la verdad nadie creía que resurgirían. La Liga de la Costa pasaba por una crisis muy aguda en los tiempos de Don Alfonso Robinson Bours.

Cuenta la historia que comentó cuándo colapsó la Liga: «A nadie le gusta perder en la contienda beisbolera, menos en el plano económico, el fracaso era inevitable, no siempre se gana, sin embargo, puedes aprender de los fracasos”.

Ahora somos los mejores en cuanto a calidad de Parques de Beisbol, nuevas administraciones, qué como todo en esta vida, se van rotando las acciones, todo cambió.

Aquel discurso del señor presidente Rodríguez Torres causó sus efectos, y señaló el camino a seguir, ahora se llama Liga Mexicana del Pacifico… FIN

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